Imagina que decides hacer más ejercicio este año.
¿Cuándo empiezas a ponerlo en práctica?
¿Qué pretendes lograr a fin de año?
¡Necesitas motivación para seguir con tu plan,
que ya te dio flojera! ¿Qué haces?
“El Tao del Corredor”?
Tus amigas o tu familia no te apoyan mucho que
digamos. ¿Cómo reaccionas?
Surge ese terrible imprevisto llamado exámenes:
si no aprovechas todo tu tiempo para estudiar, no pasas.
¿Qué ocurre con tu propósito?
Y aquí está la gran pregunta: ¿por qué hiciste ese
propósito en particular?
La lista de etiquetas está vacía.